
GENERACION RECESIÓN
Por Gloria González Fernández
Hoy, una de las palabras de moda en el mundo es Recesión. Al buscar este término en internet mediante Google surgieron poco más de 12 millones de entradas y 76 millones para la misma palabra en inglés. Esto nos puede dar una idea de cuántas veces y de cuántas maneras se habla de la bendita palabra.
Pues bien, la recesión es al mismo tiempo causa y efecto de nuestros hábitos de consumo. Esto quiere decir que el haber gastado más de lo que teníamos en nuestras empresas y familias ayudó a que después hubiera recesión, pero que ahora que la hay, lo que consumimos ha cambiado por nuestra falta de liquidez, de créditos o simplemente por un cambio de interés provocado por la crisis.
Frente a estos hechos, los más conservadores tal vez quisieran ver a los jóvenes trabajando con ahínco en la recuperación de empresas, de negocios familiares o de nuevos proyectos productivos. Una imagen tradicional nos llevaría a pensar en jóvenes trabajando doble jornada, descartando vacaciones y diversiones para apoyar a las empresas donde trabajan y con ello a la economía.
Pues bien, parece que lo que en verdad está sucediendo no se acerca a esta imagen. De hecho, la Generación Y, o la generación Milenio, aquella que comprende a los jóvenes que nacieron entre 1979 y 2000 y que hoy tienen menos de 30 años, parecen estar sobreponiéndose a esta crisis de otra manera.
Jornadas cortas de trabajo, una alta inversión de tiempo en redes sociales como Facebook, Twitter y Hi5, gadgets y videojuegos, amplio interés en la farándula y sus productos, en la belleza física, en la música, en los chismes de gruperos, rockeros y poperos, mayor interés en obtener tiempo libre, menos interés en la obtención de altos puestos como medida de su éxito y más interés en trabajar desde casa o sólo por temporadas, son algunos de los nuevos paradigmas de muchos de estos jóvenes.
Por supuesto, los mercados tendrán que adaptarse a estas condiciones. Las maneras en las que se oferten, por ejemplo espectáculos culturales, deberán revalorarse en torno a estos nuevos hábitos: publicidad en línea, correos electrónicos con imágenes vigorosas, radio y televisión por internet, precios más accesibles, eventos y actividades más informales, mayor disponibilidad de información sobre artistas y su obra, más fotografías, más interactividad, más libertad de elegir, más oferta.
Para la Generación Y el trabajo parece ser más un medio para satisfacer necesidades personales y de entretenimiento. En tiempos de recesión, esto parecería ser una fuerte amenaza. Sin embargo, es simplemente una nueva condición y dicho sea de paso, una oportunidad para replantarse nuevos mercados, nuevos negocios, nuevas características en el empleo, en la oferta de servicios, en la educación y en la vida cultural.
Todo cambio implica resistencia y requiere tolerancia y flexibilidad. Aún no sabemos bien cómo van a cambiar las condiciones económicas en los próximos años y qué nuevas preocupaciones puedan surgir. Pero por lo pronto, al menos en el internet hay ciertas evidencias de a dónde van los intereses de sus usuarios. Para la palabra Facebook, Google arrojó mil doscientos cuarenta millones de entradas, es decir más de mil cien millones más que de la palabra recesión.
Por Gloria González Fernández
Hoy, una de las palabras de moda en el mundo es Recesión. Al buscar este término en internet mediante Google surgieron poco más de 12 millones de entradas y 76 millones para la misma palabra en inglés. Esto nos puede dar una idea de cuántas veces y de cuántas maneras se habla de la bendita palabra.
Pues bien, la recesión es al mismo tiempo causa y efecto de nuestros hábitos de consumo. Esto quiere decir que el haber gastado más de lo que teníamos en nuestras empresas y familias ayudó a que después hubiera recesión, pero que ahora que la hay, lo que consumimos ha cambiado por nuestra falta de liquidez, de créditos o simplemente por un cambio de interés provocado por la crisis.
Frente a estos hechos, los más conservadores tal vez quisieran ver a los jóvenes trabajando con ahínco en la recuperación de empresas, de negocios familiares o de nuevos proyectos productivos. Una imagen tradicional nos llevaría a pensar en jóvenes trabajando doble jornada, descartando vacaciones y diversiones para apoyar a las empresas donde trabajan y con ello a la economía.
Pues bien, parece que lo que en verdad está sucediendo no se acerca a esta imagen. De hecho, la Generación Y, o la generación Milenio, aquella que comprende a los jóvenes que nacieron entre 1979 y 2000 y que hoy tienen menos de 30 años, parecen estar sobreponiéndose a esta crisis de otra manera.
Jornadas cortas de trabajo, una alta inversión de tiempo en redes sociales como Facebook, Twitter y Hi5, gadgets y videojuegos, amplio interés en la farándula y sus productos, en la belleza física, en la música, en los chismes de gruperos, rockeros y poperos, mayor interés en obtener tiempo libre, menos interés en la obtención de altos puestos como medida de su éxito y más interés en trabajar desde casa o sólo por temporadas, son algunos de los nuevos paradigmas de muchos de estos jóvenes.
Por supuesto, los mercados tendrán que adaptarse a estas condiciones. Las maneras en las que se oferten, por ejemplo espectáculos culturales, deberán revalorarse en torno a estos nuevos hábitos: publicidad en línea, correos electrónicos con imágenes vigorosas, radio y televisión por internet, precios más accesibles, eventos y actividades más informales, mayor disponibilidad de información sobre artistas y su obra, más fotografías, más interactividad, más libertad de elegir, más oferta.
Para la Generación Y el trabajo parece ser más un medio para satisfacer necesidades personales y de entretenimiento. En tiempos de recesión, esto parecería ser una fuerte amenaza. Sin embargo, es simplemente una nueva condición y dicho sea de paso, una oportunidad para replantarse nuevos mercados, nuevos negocios, nuevas características en el empleo, en la oferta de servicios, en la educación y en la vida cultural.
Todo cambio implica resistencia y requiere tolerancia y flexibilidad. Aún no sabemos bien cómo van a cambiar las condiciones económicas en los próximos años y qué nuevas preocupaciones puedan surgir. Pero por lo pronto, al menos en el internet hay ciertas evidencias de a dónde van los intereses de sus usuarios. Para la palabra Facebook, Google arrojó mil doscientos cuarenta millones de entradas, es decir más de mil cien millones más que de la palabra recesión.
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