Friday, June 19, 2009


ESPERANZA Por Gloria González Fernández
Invitado por la Secretaría de Turismo, la semana pasada visitó Tijuana un grupo de periodistas de distintos medios nacionales. La intención fue que pudieran atestiguar la vivacidad de la región más allá de los balazos, así como la amplísima oferta turística y cultural de la ciudad.
Una de las actividades de su agenda fue la convivencia con un grupo de artistas tijuanenses de distintas disciplinas, evento en el que los reporteros pudieron sentir por unas horas el pulso de esta comunidad que tiene mucho qué decir y que lo hace además con una energía que sigue sorprendiendo.
Aún para los que vivimos en Tijuana es portentoso ver reunido el talento de estos creadores y reconocer tanto los proyectos que se han sostenido por años, como aquellos que están apenas definiéndose.
Lo relevante de este hecho es el interés que despierta Tijuana en el centro del país como fuente inagotable de propuestas novedosas, de vanguardias, de desfachatez para atreverse a mezclar el agua y el aceite y a veces lograrlo.
Entre las conversaciones de esa noche escuché cosas como el replanteamiento de la ciencia a través de la cual debe estudiarse al arte, la Arsología, posición que aunque usted no lo crea se gesta en Tijuana y ha despertado ahora el interés de distintos teóricos del mundo. También oí hablar de los avances en el proyecto de la Orquesta de Baja California para llevar a cabo un concierto con esa mezcla de música electrónica y norteña que se ha bautizado como Nortec y que hoy es famosa en otros continentes.
Encontré encantados a los periodistas cuando escucharon del proyecto de Marcos Erre, notable artista oriundo de la Colonia Libertad, al que tal vez usted recuerde porque fue el autor de un gran caballo de troya de dos cabezas que estuvo casi un año en la línea entre 1997 y 98, y que sorprende ahora desde su taller en Estación Tijuana, con una impactante instalación donde hace una interpretación de cómo policías, asesinos y asesinados son a veces indistinguibles.
Los reporteros de revistas y periódicos nacionales estuvieron como yo, frente a todo este torrente de buenas ideas y de valiosas intenciones de proponer una nueva forma de ver a Tijuana, no desde la perspectiva que niega la gravedad de los problemas de la ciudad, y es hipócrita frente a ellos, sino desde una que los transforma en una manifestación, en un lenguaje o en una propuesta.
Lo más importante quizás, fue la sensación de esperanza que da ver el talento de los jóvenes creadores y encontrar en ello una posibilidad de que Tijuana agregue nuevos mitos a su historia, ahora propiciados por su carácter creativo y franco, que ha trascendido en mucho al gobierno, a los funcionarios y a sus instituciones.

No comments:

Post a Comment