Friday, May 29, 2009


GENERACION RECESIÓN
Por Gloria González Fernández
Hoy, una de las palabras de moda en el mundo es Recesión. Al buscar este término en internet mediante Google surgieron poco más de 12 millones de entradas y 76 millones para la misma palabra en inglés. Esto nos puede dar una idea de cuántas veces y de cuántas maneras se habla de la bendita palabra.
Pues bien, la recesión es al mismo tiempo causa y efecto de nuestros hábitos de consumo. Esto quiere decir que el haber gastado más de lo que teníamos en nuestras empresas y familias ayudó a que después hubiera recesión, pero que ahora que la hay, lo que consumimos ha cambiado por nuestra falta de liquidez, de créditos o simplemente por un cambio de interés provocado por la crisis.
Frente a estos hechos, los más conservadores tal vez quisieran ver a los jóvenes trabajando con ahínco en la recuperación de empresas, de negocios familiares o de nuevos proyectos productivos. Una imagen tradicional nos llevaría a pensar en jóvenes trabajando doble jornada, descartando vacaciones y diversiones para apoyar a las empresas donde trabajan y con ello a la economía.
Pues bien, parece que lo que en verdad está sucediendo no se acerca a esta imagen. De hecho, la Generación Y, o la generación Milenio, aquella que comprende a los jóvenes que nacieron entre 1979 y 2000 y que hoy tienen menos de 30 años, parecen estar sobreponiéndose a esta crisis de otra manera.
Jornadas cortas de trabajo, una alta inversión de tiempo en redes sociales como Facebook, Twitter y Hi5, gadgets y videojuegos, amplio interés en la farándula y sus productos, en la belleza física, en la música, en los chismes de gruperos, rockeros y poperos, mayor interés en obtener tiempo libre, menos interés en la obtención de altos puestos como medida de su éxito y más interés en trabajar desde casa o sólo por temporadas, son algunos de los nuevos paradigmas de muchos de estos jóvenes.
Por supuesto, los mercados tendrán que adaptarse a estas condiciones. Las maneras en las que se oferten, por ejemplo espectáculos culturales, deberán revalorarse en torno a estos nuevos hábitos: publicidad en línea, correos electrónicos con imágenes vigorosas, radio y televisión por internet, precios más accesibles, eventos y actividades más informales, mayor disponibilidad de información sobre artistas y su obra, más fotografías, más interactividad, más libertad de elegir, más oferta.
Para la Generación Y el trabajo parece ser más un medio para satisfacer necesidades personales y de entretenimiento. En tiempos de recesión, esto parecería ser una fuerte amenaza. Sin embargo, es simplemente una nueva condición y dicho sea de paso, una oportunidad para replantarse nuevos mercados, nuevos negocios, nuevas características en el empleo, en la oferta de servicios, en la educación y en la vida cultural.
Todo cambio implica resistencia y requiere tolerancia y flexibilidad. Aún no sabemos bien cómo van a cambiar las condiciones económicas en los próximos años y qué nuevas preocupaciones puedan surgir. Pero por lo pronto, al menos en el internet hay ciertas evidencias de a dónde van los intereses de sus usuarios. Para la palabra Facebook, Google arrojó mil doscientos cuarenta millones de entradas, es decir más de mil cien millones más que de la palabra recesión.

Friday, May 22, 2009

Sacar un conejo del sombrero

Por Gloria González Fernández
Mi sobrina tenía 8 años el día que me pidió ayuda para hacer una tarea sobre las gramíneas. Con mucha seguridad, le pedí que me trajera un libro que estaba en el estante de la sala. Cuando encontramos la información que buscaba, volteó a verme como quien ve a un mago sacar un conejo del sombrero… Con azoro me preguntó que cómo podría saber que la información que buscábamos estaría ahí… -“pensé que la íbamos a sacar del internet”, -me dijo. La respuesta era muy sencilla, le pedí el tomo con la letra G del diccionario enciclopédico. Ese fue para ella su primer enamoramiento con un libro. Desde entonces, es una ávida lectora de todo tipo de textos.
Traigo esta historia a colación con motivo de la Vigésimo Séptima Edición de la Feria del Libro que se celebra actualmente en Tijuana.
Según datos de la Encuesta Nacional de Lectura realizada por CONACULTA, el 44% de la población del país no lee libros de ningún tipo, mientras que en el noroeste del país, más de una tercera parte de la población no acostumbra leer ni libros, ni periódicos, ni revistas.
Según la encuesta nacional, los mexicanos compramos alrededor de 3 libros al año y el 40% nunca ha ido a una librería.
Pero aún si hablamos de los que leen, el 42% acostumbra leer libros escolares, lo que nos puede dar una idea del nivel de información que obtenemos de los libros y la importancia que tiene estimular a los maestros como agentes promotores de la lectura, apoyar bibliotecas y ferias como la que se celebra ahora en la ciudad.
Vale decir que de los encuestados, la mitad no pudo recordar el último libro que leyó, ni mencionar su libro y autor favoritos.
En los tiempos de las redes sociales por internet, los chat romos y el correo electrónico, la buena noticia para los libreros es que apenas el 1.8% de los entrevistados optaría por leer o bajar los libros gratis de internet.
Si bien, las diferencias en el comportamiento de lectura están relacionadas con edad, escolaridad, nivel socio económico, libros a los que tuvo acceso en su infancia, ubicación geográfica, etc. lo importante en todo caso es destacar el papel que tienen los padres y familiares en el desarrollo del gusto por la lectura, a través de la práctica de leer a sus hijos, de estimularlos a que lean libros que no son de la escuela y de regalarles libros. En ese sentido es importante desarrollar programas específicos dirigidos a la familia que promuevan y apoyen el papel de los padres en esta tarea.
Sé que los tiempos son difíciles y que la recesión nos obliga a ser cuidadosos con el gasto. Sin embargo, leer, estar informados, conocer otras opiniones, en fin, tener una mejor educación, pueden ser herramientas para mejorar nuestra calidad de vida en el presente y en el futuro. Además, muchas veces, de una gratísima manera.

Imaginen ustedes que según la misma encuesta, un 70% nunca recibieron un libro como regalo de sus padres o familiares. Hoy tenemos una oportunidad para hacerlo. Vayan a la feria.

Thursday, May 14, 2009

TIJUANA, en campaña



Por Gloria González Fernández...
Hace unos días iniciaron las campañas a las diputaciones federales y con ello, los anuncios, las brigadas, los espectaculares, las entrevistas, las promesas.
Sin duda, entre los temas que más preocupan a los candidatos están la inseguridad, la salud pública y la crisis económica. Hay motivos suficientes para estar interesados en estos temas. Sin embargo, hay otros asuntos que deben acompañar el interés por el bienestar de Tijuana: los que tienen que ver con el desarrollo de sus ciudadanos y con la posibilidad de hacer viable a esta ciudad en el futuro. Me refiero específicamente a la cultura y las artes.
Tijuana se ha vestido siempre con los colores de la vanguardia. Una vez el cineasta Luis Carlos Carrera, (ganador de la palma de oro en Cannes) me comentó que creía que las ciudades del futuro serían como Tijuana, crisoles de costumbres, de visiones distintas, de experiencias creativas como las que siguen despertando en las muy diversas zonas de la ciudad.
Creo que a Tijuana hay que entenderla así, a veces distanciada de familia a familia, de calle a calle, de colonia a colonia y por lo tanto, única, ilimitada en sus expresiones de la vida diaria, pero también de la cultura y las manifestaciones artísticas.
Ojalá los candidatos de los distintos partidos vean en el apoyo a la promoción cultural un campo qué abonar para el futuro, que asuman en ello la ambición de ver a Tijuana robustecida por sus artistas, sus libros, su legendaria tradición musical, su plástica vibrante y fronteriza.
Basta revisar la experiencia de ciudades como Bilbao, Melbourne, Berlín, Buenos Aires, parte de la red de ciudades creativas del mundo, que vieron en las distintas disciplinas artísticas una puerta al desarrollo.
A quienes resulten elegidos en la contienda, les queda la responsabilidad –y ojalá la tengan clara- de proveer a nuestra tierra de presupuestos y normas que alimenten su capacidad de sobrevivir depresiones y epidemias de malosos y de virus, con el arma poderosísima de la entereza y dignidad de su gente -ojalá conocedora de su historia, ojalá consumidora de su creación artística, ojalá bien educada-.